La educación primaria constituye un eslabón fundamental en la formación del niño; el maestro se establece como el eje central de este proceso. El niño con epilepsia asiste a centros educativos semejantes al del niño sano. Para que exista total armonía en la clase, y el niño con epilepsia no se sienta enajenado, el maestro primario debe poseer una representación social de la enfermedad lo más acertada posible. Este artículo tiene como objetivos, describir la importancia de las representaciones sociales que sobre la epilepsia deben poseer maestros de la educación primaria. Además se pretende brindar una justificación acerca de la necesidad de que estos se representen la epilepsia no como una enfermedad enajenante o como un estigma social. El maestro primario debe poner sus esfuerzos en una constante autosuperación profesional, no solo en temas educativos, también en áreas como el conocimiento profundo de cada padecimiento de sus educandos.