En su devenir histórico, la disciplina psicológica ha adoptado criterios y métodos de corte fisicalista-positivista, con el objetivo de alcanzar su estatuto de cientificidad. Sin embargo, dicho proceder ha ignorado la naturaleza del objeto de estudio de la psicología, que es ontológicamente distinto de aquel de la física y ha sido un obstáculo para que la disciplina contribuya a la transformación social de las condiciones de vida desfavorables de las comunidades. Por tal motivo, en este escrito se pretende hacer una reflexión acerca del aporte que pueden realizar enfoques como la Psicología Social Comunitaria y otros relacionados, que significan un avance en la comprensión de la realidad humana y en su transformación social, llevando al desarrollo de un cuerpo teórico y metodológico como la IAP, que permiten dar curso a esta pretensión de cambio del papel del psicólogo en la sociedad.